Prevención del suicidio: cómo hablarlo, qué hacer y dónde pedir ayuda

Hablemos de esto, porque callarlo duele más: El 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. Y sí: da nervios tocar este tema en público. Pero el silencio no protege; a veces, empeora las cosas. Por eso lo hablamos hoy, con respeto, sin morbo y con una idea sencilla: conversar puede abrir una puerta para pedir ayuda.
Quizás estás leyendo esto porque te pesa algo que no sabes cómo nombrar. O quizá te preocupa alguien que quieres. En cualquiera de los dos casos, no estás solo. Aquí va una guía breve, práctica y con rutas reales en Colombia.
Empecemos por lo esencial: hablar no “da ideas”
Hay un mito muy instalado en un buen grupo de personas: “mejor no mencionar el tema”. La evidencia dice lo contrario. Poder decir en voz alta “no estoy bien” o “me preocupa alguien” abre espacio para acompañar. No necesitas tener todas las respuestas ni decir lo perfecto: basta con estar, escuchar y conectar con ayuda profesional cuando haga falta.
Una frase sencilla para romper el hielo:
“Gracias por confiar en mí. Estoy aquí para ti. ¿Buscamos ayuda juntos ahora mismo?”
Si hoy eres TÚ quien está luchando
Respira. De verdad: no tienes que poder con todo hoy. Haz solo lo siguiente:
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Escríbele a una persona de confianza: “Necesito hablar. ¿Podemos llamar 10 minutos?”.
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Si sientes que hay riesgo o urgencia, llama al 123 (nacional, 24/7) o a la 106 en Bogotá. Quédate en la línea. No tienes que explicar toda tu historia para recibir apoyo.
Pedir ayuda no es debilidad; es un acto de cuidado.
Si te preocupa ALGUIEN cercano
Acompañar no es dar un discurso perfecto ni “arreglar” a nadie. Es algo más simple (y poderoso): escuchar sin juzgar, agradecer la confianza y hacer puente hacia la ayuda.
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Puedes decir: “Gracias por contármelo. Estoy contigo. ¿Te parece si llamamos juntos ahora?”
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Evita minimizar (“ya se te pasará”, “no exageres”) y no prometas guardar silencio si percibes riesgo. Tu prioridad es la seguridad de esa persona.
Y después, ¿qué? Mantenerse cerca también ayuda:
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En 24 horas, vuelve a escribir o llamar. Pregunta cómo despertó, si comió, si quiere que estén juntos para hacer esa llamada o ir a esa cita.
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En 72 horas, si es posible, acompaña a una consulta o llamada profesional.
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En 7 días, revisen qué funcionó, qué no, y guarden los números de ayuda en el teléfono para tenerlos a mano.
Acompañar no significa cargar con todo. También puedes pedir apoyo para ti si te sientes sobrepasado.
Cuando no sabes qué decir (plantillas cortas que ayudan)
Si no tienes idea de cómo iniciar esta conversación, aquí te dejamos unas plantillas para copiar y pegar. Lo importante es hablar.
Si eres tú:
“Estoy pasando un momento difícil. ¿Puedes estar conmigo por llamada 10 minutos? Si me pongo peor, ¿llamamos al 123/106?”
Si acompañas:
“Gracias por confiar en mí. ¿Quieres que estemos en llamada mientras marcamos 123/106? Me quedo contigo.”
“¿Prefieres que te escriba mañana a las 10 para saber cómo vas?”
No busques palabras “perfectas”. Busca estar.
Algunos mitos que frenan… y por qué dejarlos ir
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“Si se ve bien, está bien.” Muchas personas aprenden a ocultar lo que sienten. Por eso preguntar con cariño importa.
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“Es mejor no hablar de eso.” Hablar con cuidado no provoca nada malo; puede ser el primer paso para recibir ayuda.
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“Solo los expertos pueden intervenir.” Los profesionales son clave, sí. Pero tu rol —escuchar, acompañar y conectar— también salva
Rutas de ayuda (Colombia)
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123 — Línea nacional de emergencias (24/7).
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106 Bogotá — Línea de apoyo emocional (24/7).
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Directorio del Ministerio de Salud — con líneas y WhatsApp por ciudad/departamento.
Guárdalos en tu teléfono. Compártelos con alguien que los pueda necesitar. A veces, tener el número a mano cambia el rumbo de un día
Si hoy te pesa más de la cuenta: quédate. Escríbele a alguien. Llama. Pide compañía.
Si te preocupa alguien: acércate. Tu presencia puede ser el salvavidas que estaba esperando. -