Todos en algún momento hemos experimentado el dolor de perder a alguien o incluso algo muy importante, aun así, pocos realmente logran hablar del tema con naturalidad. Hoy queremos no solo explicarte en qué consiste el proceso, queremos brindarte una guía básica para que puedas acompañar a alguien en duelo.
Es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida (ya sea de un empleo, de un ser querido o de una relación, entre otros). Aunque normalmente se trata el duelo desde el ámbito emocional, hoy estudios abordan el proceso de una forma más integral e incluyen aspectos cognitivos, físicos y sociales.
Para entender lo que implica un proceso de duelo y ayudar a alguien que lo necesite es vital conocer las distintas etapas o fases del mismo.
Desde el punto de vista psicológico —aunque el duelo puede ser una experiencia personal y particular que dependerá mucho de los recursos que tenga quien sufre para gestionar su dolor—, se tiene un consenso de que este proceso se desarrolla en cinco etapas.
Suele darse de forma casi inmediata después de la pérdida, la persona no puede asumir que ese alguien o ese algo ya no esté y utiliza mecanismos de defensa para refugiarse del dolor.
Se puede ver a través de expresiones como “Aún no creo que sea verdad”, “es como si estuviera viviendo una pesadilla” e incluso con actitudes de aparente entereza emocional o actuar como si nada hubiese ocurrido.
Por lo general la primera emoción con la que se tiene contacto después de la etapa de negación es la ira. Se buscan respuestas y culpables. Sin la ayuda adecuada las personas pueden quedarse atascadas en esta etapa por largo tiempo. Surgen cuestionamientos como “¿Por qué a mi?”, “Dios tiene la culpa” o “Fue mi culpa”.
La persona empieza a negociar consigo misma y con el entorno como una forma de sobrellevar la pérdida. Se insiste en buscar una solución aunque no haya forma de reparar lo sucedido. Ejemplo: “¿Si hubiese buscado ayuda antes?”, “¿y si hubiésemos hecho ese tratamiento?”.
Aquí la persona suele creer que nunca superará lo ocurrido y que jamás recobrará el sentido de vivir o la alegría. Aquí ya se está mucho más consciente de la pérdida y de todo lo que implica la ausencia de ese algo o alguien. Frases comunes que puede expresar la persona que se encuentra en esa etapa: “Nunca podré ser feliz de nuevo”.
En esta se acepta la pérdida total del ser querido y se aprende a convivir con el dolor y la ausencia de esa persona. A medida que pase el tiempo, podrá nuevamente experimentar y expresar alegría o placer.
Ahora sí, una vez que entiendes las cinco etapas del duelo y puedes tener una idea de cómo se encuentra el mundo interior de esa persona que deseas ayudar, es importante que tengas en cuenta estas recomendaciones básicas:
Puedes acompañar a quien sufre con tu presencia, escucha activa y con actos de servicios, pero tienes que entender que nada de lo que le digas o hagas borrará o sanará su dolor. Entender esto es vital.
Una persona que está atravesando una pérdida no necesita consejos, necesita alguien que lo escuche de manera activa. Escuchar para entender es el objetivo, pero no siempre es posible. A veces no comprenderás la magnitud del dolor ni los cuestionamientos y razonamientos de quien está sufriendo, pero créenos, escuchar sin juzgar es el mayor gesto de cuidado y amor que puedes tener por el otro.
El duelo no es un proceso lineal ni se vive en determinado número de días como para uno decir “Ya te pasaste de los días permitidos, es momento de superarlo”. Es un proceso con altibajos y que puede llevar mucho tiempo en la mayoría de los casos. Es preferible evitar frases como “Tienes que superarlo”, “No llores más”, “La vida sigue”. En caso de que sientas que la persona realmente tiene mucho tiempo sumida en el dolor o depresión profunda, puedes mostrarte abierta a conversar e incluso acompañarla a buscar ayuda profesional si lo desea.
Sobre todo, en las primeras etapas del duelo. Sí, muchas veces las personas hacen comentarios como “Lo que le pasó a Juan fue peor” o “Si te cuento lo que me pasó a mí” y aunque lo hacen con la intención de ayudar y que la otra persona tome perspectiva, por lo general, para quien está sufriendo es percibido como “Tu dolor no es tan grande o no me importa”. Lo mejor siempre será escuchar y validar su sentimiento con comentarios como “Comprendo que te duele mucho”, “Es doloroso como te sientes”.
También puedes ayudar a la persona con actividades puntuales que, quizás por el dolor o por la ausencia del otro, no puede realizar como antes. Puedes ofrecerte para ayudarlo con la preparación de alguna comida, cuidar a los niños una tarde o simplemente decirle de manera específica: “Puedes llamarme cuando necesites conversar”.
Recuerda: por naturaleza humana solemos huir de la tristeza y el conflicto, así que no siempre será fácil ayudar y acompañar durante el duelo, pero te lo aseguramos, siempre será gratificante estar allí para quienes amas.
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