Buscar una vida plena y equilibrada es un objetivo bastante común, lograrlo no tanto. Con la rueda de la vida alcanzar tus metas sin descuidarte a ti mismo ni a tus relaciones interpersonales, ¡es posible!
Recuerda: el camino más seguro para alcanzar y disfrutar tus metas es cuidar tu mejor activo: ¡tú!
La rueda de la vida es una herramienta de autoconocimiento muy útil para identificar cómo va tu crecimiento y satisfacción en aspectos centrales de tu vida como la salud, las finanzas, la vida social, el crecimiento profesional, espiritual y más.
Una vez que realices la rueda de la vida, dirás: "¿cómo no me di cuenta antes?
Su objetivo es mostrarte un panorama de cómo está tu satisfacción en general, entre más alto y equitativo sea el porcentaje de satisfacción entre las áreas, más cerca estarás de esa plenitud que buscas.
¿Y si no es así? Calma, el propósito de esta herramienta es ayudarte a identificar aquellas áreas de tu vida en las que debes trabajar más para así obtener un mayor bienestar.
Hacer este ejercicio es muy sencillo, puedes descargar la rueda digital e imprimirla o seguir estos pasos:
Importante: al igual que las patas de una mesa, la idea es que cada área de la rueda sea lo más alta y uniforme posible, aunque si el resultado no luce así, ¡Ánimo, que todavía puedes lograr un cambio!
Cuando ya tienes un panorama de cómo está tu vida en este momento, llegó el momento de trazar un plan. ¿Qué acciones puedes emplear en un determinado lapso para subir el nivel de satisfacción en esas áreas que resultaron bajitas?
Un ejemplo: si la satisfacción en tu área social está bastante baja, pregúntate: ¿qué puedo hacer para mejorar en esta parte? Quizás podrías llamar a un viejo amigo y cuadrar una cena juntos, o inscribirte en clases de baile para socializar, o incluso ser más intencional en las conversaciones con los compañeros de trabajo.
Lo importante está en crear un plan de acción realista que te ayude a mejorar los resultados en un tiempo determinado.
¿Y sabes qué es lo mejor de todo? Que este ejercicio no es estático, así que puede variar cada cierto tiempo (para bien o para mal). Nuestra recomendación: ¡hazlo cada seis meses!
Cuéntanos, ¿te animarías a hacerlo?